Wednesday 7 September 2011

Julio

Los dos estaban sentados en las escaleras del rellano del edificio de ella. Era casi medianoche y no se escuchaba ni un solo ruido. Todos dormían.

-Mi vida ha cambiado-Dijo ella-y no lo entiendo. ¿Por qué ha ido todo tan mal?

-Bueno,-Dijo él pasándole un brazo por detrás .-Podría ser peor, ¿no, pequeña?

Ella lo miró directamente a sus ojos marrón oscuro y rasgados.  Él siempre se había portado bien con ella, y siempre la había escuchado atentamente cuando tenía un problema. No eran lo suficientemente cercanos como para ser los mejores amigos, pero tampoco eran tan desconocidos como para no confiar el uno en el otro.

Sentía rabia. Los últimos meses su vida había cambiado de una forma tan radical, que se mareaba solo de pensarlo. Cada vez que hablaba del pasado se le hacía un nudo en la garganta. Tampoco quería pensar en un futuro... Cada vez veía su vida más triste y solitaria, quizás por los últimos acontecimientos, quizás por que durante años, la empujaron a sentirse de esa manera.

-Faltan 5 minutos...-Suspiró- Y entonces todo se habrá ido... ¿No lo entiendes? Ya no podré ser un niña nunca más.

Julio rió.

-¿Lo dices en serio? Tampoco va a venir nadie y a obligarte a comportarte como una adulta.. Sólo vas a cumplir 18 años.

Ser una niña. No despertar... No tener responsabilidades... Eran cosas que anhelaba... Siempre tuvo que ser demasiado responsable y madura para su edad. Se notaba cansada, como si se hubiera hecho 4 veces más mayor cada año. Cumplir 18 años sólo hacía que todo el peso de lo que cargaba, se le cayera con más aplomo sobre los hombros.

-Pero tendré que serlo... Todos esperan que lo sea.

Él la miró fijamente y le acarició la cara con dos de sus dedos. A pesar de todo, o quizás pese a ello, era tan cándida... Dulce... Tan inocente...

La abrazó fuertemente, y ella pudo oler su esencia. pudo notar los latidos de su corazón... Y, por vez primera, pudo disfrutar de un abrazo sincero, un abrazo que no esperaba nada a cambio.

-¿Por qué eres tan bueno conmigo?-Preguntó, mientras se acurrucaba entre sus brazos-Nunca nadie lo había sido.

-Es por que no saben valorar-Le dijo, casi susurrándole al oído.-No pueden valorar ... No pueden ver que tienen oro delante... Están completamente ciegos.

Ella se apartó levemente y lo volvió a mirar a los ojos intensamente.

Julio volvió a acariciarle la cara y, suavemente, acercó las dos manos para sujetársela mientras le daba un dulce beso en los labios.

Dulce. El beso más dulce que jamás había recibido ni recibiría en su vida.

Ella se apartó.

-No... No me hagas esto.-Dijo.

Pero él insistió y volvió a apretar sus labios con los de ella.

Ella notó un nudo en la garganta. se apartó una vez más y lo miró de soslayo.
-No... No puedo.

 Y con una lágrima resbalando por su mejilla, salió de las escaleras para meterse en su casa.

Y nunca más hablaron. Y nunca más supieron nada el uno del otro. Pero 7 años después, ella lo recuerda. Y sigue recordando que fue el beso más dulce de su vida... Y sigue queriendo explicar su reacción: La reacción de una joven inexperta, acostumbrada a ser rechazada.

1 comment:

Sére-Anwa said...

Todo el mundo nace inexperto. Todo el mundo crece. Todo el mundo comete errores. Pero la vida no es tan cruel como para no darnos una segunda, tercera o cuarta oportunidad para rectificar.
Eso sin añadir que muchas veces no es culpa nuestra.