Sunday 10 April 2011

Nunca hacerle daño

No, ella no podía evitarlo. 
Cada vez que Sehel se acercaba, le daba un vuelco al corazón, le sudaban las manos si la sonreía y tartamudeaba si él trataba de entablar una conversación.
Luna recorrió la habitación intentando sacárselo de la cabeza, concienciandose de que no le hacía ningún bien pensar en él a todas horas... pero no podía evitarlo... No quería evitarlo. 
El teléfono sonó sacándola de sus pensamientos, y ella contestó sin mirar de quién se trataba. Era Laura.
El plan que le planteaba le venía bien: noche de chicas. salir, beber y divertirse... Olvidarse de todo... Disfrutar de la vida. 

Y así fue como Luna se puso su vestido más bonito y salió con una sonrisa de oreja a oreja pensando en que por una vez se había arreglado para ella. 

Las chicas la esperaban en su pub irlandés favorito, ella abrió con rapidez la puerta, pues hacía frío en la calle, y se metió en el local.  No era justo. No era justo que su día de "solo chicas" apareciese él... Más guapo que nunca. Con ese porte y esa forma de moverse que a ella tanto le gustaba.  Él la saludó desde la barra, y ella se acercó hecha un manojo de nervios. 

-Hace mucho que no te veo... ¿Qué tal?
Shehel la abrazó y ella aspiró ese aroma que la volvía loca. 
Sus miradas se cruzaron, y entonces ella lo supo: Él lo sabía. Sabía que ella lo necesitaba a su lado, que anhelaba sus besos... Que necesitaba sus caricias... Pero que nunca diría nada, pues no soportaría hacerle daño.

Luna se recompuso y, disculpándose, se marchó a casa, corriendo y llorando por el camino. Por que en ese momento, por fin se dio cuenta de aquella dura realidad, de que él jamás sería suyo... Y de que nisiquiera él hablaría jamás del tema ... Sólo para no herirla...  

Y se sintió pequeñita... Y sola... Muy sola.