Saturday 9 October 2010

Ella, Él y Ese.

Nadie estaba mirando, y quizás por eso, ambos se quedaron un minuto mirándose a los ojos. Él no lo sabía, o no quería saberlo, pero ella estaba profundamente enamorada de su sonrisa, de su manera de mirar, de sus palabras... Y, quizás por eso, el corazón le latió tan deprisa durante aquellos segundos.
Se hizo el silencio... Ella No sabía donde meterse... La cara le ardía de la vergüenza que sentía, pero no podía evitar mirarlo con tanta intensidad: Lo quería. Necesitaba que fuera suyo, y sabía que eso jamás sería posible... Cerró un momento los ojos, pues estos le picaban, y algo extraño pasó: Notó una pequeña presión en sus labios, y de repente, una mano acariciaba su pelo. Ella abrió sus ojos. No podía dar crédito a lo que veía... Él la estaba besando... No era posible...
Ella acercó una mano hasta el cuello de Él e hizo presión para acercarlo, si cabe, más hacia Ella... No quería que ese momento terminase nunca... Él la empujó un poco hacia la pared y comenzó a besarla con más pasión.
Era como si llevasen años amándose, pero estando separados, y se acabasen de reencontrar... Parecía como si ya se conociesen, como si ya lo hubiesen hecho antes...

De repente se encontraron rodando por el suelo, con fuerza, con pasión... No sabían quién estaba encima de quien, no sabían donde se encontraban, ni les importaba que el césped estuviese húmedo por el rocío que estaba cayendo... Sólo querían estar pegados, dejar que la pasión y la lujuria se convirtiesen en aquello que Ella anhelaba desde hacía tiempo...  Y sí, fue la mejor noche de sus vidas para ambos...
-Tengo que irme-Dijo Él, abrochándose los pantalones.
-Por qué-Preguntó Ella.
-Por que yo no quiero esto... -Su tono había cogido seriedad-Yo te odio... No quiero que te acerques a mi..
Ella lo miró sin entender. Es como si le hubiesen clavado cientos de cuchillos en el corazón... La cara le ardía... Los ojos estaban a punto de recibir una oleada de lágrimas...
-Realmente me desagradas... Nunca me has gustado , y nunca lo harás... Así que déjame en paz de una vez.

Y diciendo eso, se fue.. Dejándola con un nudo en la garganta, y con ganas de gritar de desesperación... Pero notó una calidez a su espalda: Alguién le había puesto la mano en el hombro... Se dió la vuelta y vio a Ese que la había tratado tan bien, y Ella se abalanzó sobre él, y comenzó a llorar sin poder parar.

-¿Por qué no me di cuenta cuando tuve la ocasión?-Preguntó Ella.
-Por que eras joven e inconsciente...-Dijo Ese, consolándola- Pero no pasa nada... Descansa, que luego te podrás vengar de tu inocencia...


Y Ella se despertó confundida. Sin poder comprender por el momento todo lo que había sucedido en su cabeza. Pero encontraría una respuesta... Ella lo sabía.